RESPONDA LAS PREGUNTAS DE ACUERDO CON LA SIGUIENTE INFORMACIÓN
¿SERÁ QUE GOOGLE NOS ESTÁ VOLVIENDO ESTOOPIDOS?
Durante los últimos años he tenido la incómoda sensación de que alguien (o algo) ha estado cacharreando con mi cerebro, rehaciendo la cartografía de mis circuitos neuronales, reprogramando mi memoria. No es que ya no pueda pensar (por lo menos hasta donde me doy cuenta), pero algo está cambiando. Ya no pienso como antes. Lo siento de manera muy acentuada cuando leo. Sumirme en un libro o un artículo largo solía ser una cosa fácil. La mera narrativa o los giros de los acontecimientos cautivaban mi mente y pasaba horas paseando por largos pasajes de prosa. Sin embargo, eso ya no me ocurre. Resulta que ahora, por el contrario, mi concentración se pierde tras leer apenas dos o tres páginas. Me pongo inquieto, pierdo el hilo, comienzo a buscar otra cosa que hacer. Es como si tuviera que forzar mi mente divagadora a volver sobre el texto. En dos palabras, la lectura profunda, que solía ser fácil, se ha vuelto una lucha. Y creo saber qué es lo que está ocurriendo. A estas alturas, llevo ya más de una década pasando mucho tiempo en línea, haciendo búsquedas y navegando, incluso, algunas veces, agregando material a las enormes bases de datos de internet. Como escritor, la red me ha caído del cielo. El trabajo de investigación, que antes me tomaba días inmerso en las secciones de publicaciones periódicas de las bibliotecas, ahora se puede hacer en cuestión de minutos. Las ventajas de un acceso tan instantáneo a esa increíble y rica reserva de información son muchísimas, y ya
han sido debidamente descritas y aplaudidas. Pero tal ayuda tiene su precio. Como subrayó en la década del 60 el teórico de los medios de comunicación Marshall McLuhan, los medios no son meros canales pasivos por donde fluye información. Cierto, se encargan de suministrar los insumos del pensamiento, pero también configuran el proceso de pensamiento. Y lo que la red parece estar haciendo, por lo menos en mi caso, es socavar poco a poco mi capacidad de concentración y contemplación. Mi mente ahora espera asimilar información de la misma manera como la red la distribuye: en un vertiginoso flujo de partículas. Alguna vez fui buzo y me sumergía en océanos de palabras. Hoy en día sobrevuelo a ras sus aguas como en una moto acuática. Gracias a la omnipresencia del texto en internet, por no hablar de la popularidad de los mensajes escritos en los teléfonos celulares, es probable que hoy estemos leyendo cuantitativamente más de lo que leíamos en las décadas del 70 y 80 del siglo pasado, cuando la televisión era nuestro medio predilecto. Pero, sea lo que sea, se trata de otra forma de leer, y detrás subyace otra forma de pensar… Quizás incluso, una nueva manera de ser. La idea de que nuestra mente debiera operar como una máquina-procesadora-de-datos-de-alta-velocidad no solo está incorporada al funcionamiento de internet, sino que al mismo tiempo se trata del modelo empresarial imperante de la red. A mayor velocidad con la que navegamos en la red, a mayor número de enlaces sobre los que hacemos clic y el número de páginas que visitamos, mayores las oportunidades que Google y otras compañías tienen para recoger información sobre nosotros y nutrirnos con anuncios publicitarios. Para bien de sus intereses económicos, les conviene distraernos a como dé lugar.
Tomado y adaptado de: Carr, Nicholas. “Será que Google nos está volviendo estoopidos?”,
Pombo, Juan Manuel (Traductor), en Revista Arcadia, 2010.
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Respuesta correcta: C. Se denuncian las motivaciones de varias compañías al respecto de cómo se maneja la información en Internet.
En el último párrafo del texto, el autor expone una crítica directa hacia las empresas que administran plataformas digitales, como Google. Señala que el diseño mismo de la navegación en internet está pensado para captar la atención del usuario y mantenerlo distraído. Esta estrategia no tiene como objetivo facilitar el aprendizaje o la comprensión profunda, sino favorecer intereses económicos.
El autor expresa que entre más rápido se navegue, más clics se hagan y más páginas se visiten, mayor es la cantidad de datos que estas empresas pueden recopilar. Esto les permite mostrar más anuncios personalizados y obtener ganancias, lo cual revela una intención deliberada: mantener al usuario en un estado constante de consumo de información superficial.
Por tanto, lo que se hace en el último párrafo no es aprobar ni ignorar estas prácticas, sino denunciar que el manejo de la información está guiado por fines comerciales, no por el bienestar del lector o su proceso cognitivo.
A. Legitiman las prácticas del manejo de información...
Incorrecta. El autor no justifica ni aprueba estas prácticas; las cuestiona de forma crítica.
B. Desestima la efectividad de las estrategias publicitarias...
Incorrecta. No minimiza la efectividad de las estrategias. Por el contrario, deja claro que sí son efectivas y que están diseñadas con ese propósito.
D. Rescatan estrategias para procesar datos a alta velocidad...
Incorrecta. El texto no ofrece soluciones ni valora positivamente esa forma de procesar información.
Conclusión:
La postura del autor es crítica y reflexiva. Advierte sobre cómo el entorno digital, en especial los motores de búsqueda y redes, está condicionado por intereses comerciales que afectan la manera en que pensamos, leemos y nos concentramos. La respuesta correcta es la opción C.
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