LA NOVELA POLICIAL Y LA POLÉMICA DE ELITISMO Y COMERCIALISMO

Me parece que no es preciso demostrar que la novela policial es popular, porque esa popularidad es tan flagrante que no requiere demostración. Para explicarla - aquellos que niegan al género su significación artística - se fundan en la evidencia de que la novela policial ha sido y es uno de los productos predilectos de la llamada "cultura de masas", propia de la moderna sociedad capitalista.
La popularidad de la novela policial sería, entonces, sólo un resultado de la manipulación del gusto, sólo el fruto de su homogeneización mediante la reiteración de esquemas seudoartísticos, fácilmen- te asimilables, y desprovistos, claro, de verdadera significación gnoseológica y estética; sazonados, además, con un puñado de ingredientes de mala ley: violencia, morbo, pornografía, etcétera, pro- ductos que se cargan, casi siempre, de mixtificaciones y perversiones ideológicas, tendientes a la afirmación del estatus burgués y a combatir las ideas revolucionarias y progresistas del modo más burdo e impúdico.
Pero hay que decir que ello constituye no sólo una manipulación del gusto en general, sino tam- bién una manipulación de la propia novela policial, de sus válidas y legítimas manifestaciones, una prostitución de sus mecanismos expresivos y sus temas. Los auténticos conformadores del género policial (no hay que olvidarlo) fueron artistas de la talla de Edgar Allan Poe y Wilkie Collins. Y desde sus orígenes hasta nuestros días, el género ha producido una buena porción de obras maestras.

Tomado de "La novela policial y la polémica del elitismo y comercialismo". En: Ensayos Voluntarios, Rodríguez Rivera, Guillermo.
La Habana, Editorial Letras Cubanas, 1984.

La polémica en el texto se origina principalmente por la contraposición 

Solución argumentada (respuesta correcta: a. De lo artístico y lo comercial):

La polémica central del texto gira en torno a la tensión entre la novela policial como una expresión artística legítima y su percepción como un producto comercial carente de valor estético o gnoseológico, impulsado por la cultura de masas. El autor expone cómo muchos críticos desestiman el género policial por su popularidad, argumentando que esta responde a una manipulación del gusto a través de esquemas repetitivos, fáciles de consumir, y cargados de elementos “de mala ley” como violencia o morbo.

Sin embargo, el autor también defiende que esta visión reduce injustamente el género a sus versiones más comerciales o superficiales, ignorando su legítima dimensión artística y sus contribuciones significativas, como las obras de Edgar Allan Poe y Wilkie Collins, considerados pilares del género. Esto deja claro que el debate no es sobre la existencia del género como tal, sino sobre cómo ha sido tratado o deformado por el mercado y por la crítica.

Por tanto, la oposición fundamental es entre lo artístico (obras bien logradas dentro del género policial) y lo comercial (las versiones vaciadas de sentido y hechas solo para el consumo masivo). Esa es precisamente la polémica que el texto denuncia y analiza.

Las demás opciones, aunque relacionadas, no reflejan de forma tan clara el eje central de la polémica:

• La b (artistas vs. seudoartistas) es una consecuencia del conflicto, no su causa principal.

• La c (elitismo vs. cultura de masas) aborda un marco social más amplio, pero no es la contraposición que articula directamente el análisis del texto.

• La d (comercial vs. seudoartistas) mezcla categorías que no son directamente confrontadas en el texto como ejes centrales.

Por todo esto, la opción a es la que mejor recoge y resume la polémica que plantea el texto.